Valoración de empresas

La normativa mercantil y contable que regula los estados financieros proporciona una cuantificación económica de su activo, pasivo y patrimonio neto. No obstante, el denominado valor contable o valor en libros está sujeto a dos limitaciones cruciales. Por un lado, existe una clara asimetría en favor de la prudencia y, por otro lado, no contempla la capacidad de generación de flujos de tesorería futuros.

En este contexto, la estimación del valor de la empresa desde un punto de vista económico-financiero y sin restricciones normativas resulta de especial interés. El informe de valoración proporcionado aportará información esencial de la empresa en muy diversos ámbitos.

Metodología

La valoración se desarrollará de acuerdo con las fases y métodos que se describen a continuación:

Fase 1: Recabar información interna de la empresa

En la fase inicial será necesaria una relación estrecha con la empresa para conocer tanto sus características esenciales como la situación de su sector. Será necesario perfilar los puntos clave en la generación de valor y los riesgos endógenos y exógenos que afecten a su actividad. A su vez, se requerirán registros contables detallados que permitan tanto el cálculo de los flujos de tesorería generados como, en su caso, la identificación de las unidades generadoras de tesorería.

Fase 2: Análisis y programación

En esta segunda fase se llevará a cabo un análisis combinado de la información interna recabada, de los estados financieros disponibles y de información sobre la situación económica general. Con todo ello, se procederá a realizar las proyecciones necesarias para la estimación del valor de la empresa.

Se programarán distintos métodos de valoración con el objetivo de ofrecer una variedad de enfoques que enriquezca el informe. No obstante, el método flujos de tesorería descontados será el procedimiento de referencia por su mayor consistencia teórica y por ser el que más puede aportar en la toma de decisiones.

Fase 3: Análisis de sensibilidad

No debe confundirse en ningún caso precio con valor. El precio, en caso de concretarse una transacción, no es más que una manifestación puntual de un acuerdo que depende de las necesidades e intenciones de las partes intervinientes. Por el contrario, el valor es una variable inobservable de modo que los valores proporcionados en cualquier informe de valoración no son más que distintas estimaciones del verdadero valor.

En base a dicha premisa, la aplicación de diferentes metodologías y la toma en consideración de diferentes escenarios generarán distintas estimaciones del valor de la empresa. A su vez, dentro de cada metodología, no se proporcionará una estimación concreta del valor sino un rango de valores entre los que, con alta probabilidad, estaría el valor real de la empresa.

El objetivo de esta tercera fase será analizar la sensibilidad de las horquillas de valor proporcionadas respecto de los parámetros que intervienen en cada estimación. Este análisis de sensibilidad formará parte del producto final a entregar y será tan útil como la valoración propiamente dicha.

Fase 4: Retroalimentación e informe final

Una vez se disponga de una versión completa del informe generado en las tres fases anteriores, convendría retroalimentar el trabajo con la puesta en común del resultado entre la dirección ejecutiva de x y nuestro equipo de expertos. En este paso se trata de depurar los aspectos críticos que afectan al proceso de estimación.

Tras esta última fase, se elaborará la versión definitiva del informe que se entregará por escrito a la dirección de la empresa junto con las salidas de los programas que contengan los datos y proyecciones sobre los que se sustenten las valoraciones obtenidas.

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