El EVA es un indicador referido a la creación de valor que se puede emplear para valorar la gestión de directivos atendiendo al área de gestión que manejan, la rentabilidad de activos y también para valorar la idoneidad de proyectos en función de diferentes propuestas.
Su definición es: EVA= (NOPAT) – (CE*WACC).
Donde: NOPAT es el Beneficio después de impuestos pero antes de intereses. CE es el capital invertido. WACC ( Weighted Average Cost of Capital) es el coste medio de la financiación obtenida por la empresa, ya sea vía recursos propios o deuda bancaria.
Fórmulas para mejorar el EVA.
De la fórmula se desprende que las formas de mejorar el EVA son:
1. Consiguiendo un mayor NOPAT vía ventas, reducción de costes y mayores ahorros fiscales.
2. Empleando menos capital.
3. Negociando unos mejores costes de financiación.
Si nos vamos al meollo de la cuestión la lectura del EVA se caracteriza por su simplicidad y verticalidad:
El EVA de una empresa es positivo si el beneficio ordinario de explotación antes de intereses, pero después de impuestos (BAIDT), supera el coste de financiar los activos que ha generado dicho (BAIDT), y será negativo en caso contrario.
El EVA es un buen indicador de gestión mucho mejor que otros tradicionales como el ROI (Rentabilidad Económica) o el ROE (Rentabilidad Financiera) ya que tiene en cuenta, a diferencia de estos dos últimos mencionados, el coste financiero asociado a los activos que generan los rendimientos.
Por otro lado como, ya he apuntado en el primer párrafo, se puede emplear para valorar la contribución de una unidad de negocio concretamente, algo que está vetado a otros indicadores.
Como aspecto negativo decir que no contempla ni los flujos de caja de las operaciones de inversión, ni los flujos de caja de la deuda, ni los de las acciones