Visión general de las implicaciones del «riesgo»:
Definición y orígenes del tratamiento de riesgos
Definimos el riesgo como la incertidumbre en los eventos futuros que influyen para alcanzar los objetivos estratégicos, operativos y financieros de cualquier organización.
Tradicionalmente el tratamiento de riesgos se ha asimilado al sector de los seguros o al financiero.
En referencia a este último, cabe citar las Directrices de la Unión Europea en cuanto al coeficiente mínimo de capital a mantener para cubrir o paliar posibles contingencias, me refiero a Basilea I y Basilea II.
A nivel de empresas es en estos últimos años cuando se está viendo la necesidad de incidir en este capítulo con independencia del tamaño de la misma.
La gestión de los riesgos supone en cierto modo una innovación operativa que da lugar a una mejora en las rentabilidades empresariales, precisamente en un momento en que acudir al endeudamiento es difícil.
Su identificación es cosa de todos
El proceso de comprender y gestionar los riesgos a los que nos enfrentamos está inevitablemente sujeto a intentar alcanzar los objetivos corporativos.
El primer paso supone la identificación de posibles eventos que puedan tener un impacto en nuestra cuenta de resultados.
Se hace necesaria la cooperación de todos los integrantes de la organización a efectos de poder elaborar listas que nos permita documentar sucesos que puedan ocurrir, de modo que cuantos más detectemos mayor será el campo de visión que tengamos al respecto.
Ley de Pareto
Quizás porque no es posible hacer frente a todos los riesgos identificados, nos acogeremos a la Ley de Pareto; es decir, nos centraremos en aquellos que supongan un mayor “riesgo de pérdida” en nuestra cuenta de resultados, para lo que tendremos previamente que “evaluarlos” mediante una sencilla fórmula: Riesgo=Probabilidad de ocurrencia*Impacto monetario.
Una vez evaluados procederemos a su calificación entre bajo, moderado y alto, con la consecuencia inmediata de la realización de planes de respuesta y acciones adicionales de mayor calado en relación al riesgo implícito.
Control y retroalimentación de los planes de tratamiento de riesgos
Para dar consistencia a todo el proceso será preciso realizar una revisión o monitorización de la efectividad del plan de tratamiento de riesgos, así como la posibilidad de que hayan surgido nuevos riesgos que antes no existían o que en una primera fase no habían sido detectados.
En definitiva, la gestión de riesgos es un proceso continuo y en evolución que se retroalimenta de las aportaciones que hacen todos y cada uno de los integrantes de la empresa, y en el cual debe estar implicado de modo directo el CEO.
El riesgo contextualizado en las Pymes
El lenguaje de los riesgos ha de ser adaptado a las Pymes debido a que se manejan conceptos que para algunos CEO´s pueden resultar un tanto etéreos, pero no por ello alejados de la realidad.
Las actividades de identificación, elaboración de listas, evaluación, y calificación de riesgos; así como la realización de planes de respuesta, son en definitiva un ejercicio profundo de reflexión que no debe ser omitido en ninguna organización, con independencia de su tamaño, dado el amplio abanico de contingencias que se pueden ocasionar. Algunas de ellas con efectos devastadores.
La mayoría de las Pymes por motivos obvios disponen del personal justo y necesario para la prestación de sus servicios. Es habitual que las funciones no estén definidas ni acotadas en el organigrama, nos encontramos en un ecosistema donde parece que «todo el mundo hace de todo», y «apagar fuegos es lo habitual». Se da lo que conocemos como trampa de la actividad.
Consecuéntemente hablar de conceptos relacionados con la gestión del riesgo parece una utopía, pero te puedo asegurar que no, y además te voy a dar una pista, el balance de situación es una perfecta guía para realizar un mapa de riesgos.
Si quieres que te explique como implementar un mapa de riesgos en tu organización, no dudes en coger una cita para tener videoconferencia conmigo. 😉
