Optimismo inteligente

El optimismo inteligente es aquel que nos hacer ver la vida con objetividad pero sabe de lo malo, no hay que confundirlo con el optimismo ñoño que es aquel que no quiere ver el lado feo de la vida. No está reñido con una visión objetiva y realista de las situaciones negativas, pero sí lo está con la pasividad y el rechazo de buscar posibles soluciones. El poder de la actitud se fundamenta en fijarse en lo positivo, en lo que va bien, disfrutar de lo que se tiene así como valorar lo bueno de la vida. Sólo nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos o está amenazado: salud, hijos, tranquilidad…

Dicho lo anterior podemos concluir que yo soy yo y como interpreto mis circunstancias.

De este modo ante una situación difícil pueden presentarse dos tipos de pensamiento:

  • Pensamientos licitadores, son aquellos que nos llevan a hacernos preguntas del tipo, ¿por qué me ha pasado esto a mi?, ¿qué voy a hacer ahora?, lo que supone ahondar en el problema y frenarnos.
  • Pensamientos potenciadores son aquellos que, por el contrario, nos conducirán a preguntas del tipo, ¿qué puedo hacer para salir de la situación?, ¿qué puedo aprender de la situación?, con las que llegaremos a plantearemos el problema como un desafío o reto.

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En todas las cuestiones que nos planteamos, las palabras que utilizamos con nosotros mismos; -que dan forma a nuestro diálogo interno, son decisivas para nuestra autoestima.

La forma de hablarnos determina nuestro estado de ánimo; evitando la contaminación emocional que provocan las palabras negativas a través de la ontología del lenguaje. Una visión favorable del pasado alimenta la autoestima y predispone a confiar en el presente y en futuro, seamos conscientes de la profunda relación que existe con nuestra visión del pasado.

No hay que dejar nunca de tener ilusiones.

El que tiene la capacidad de ilusionarse no se hace nunca viejo, y ello es totalmente latente en la conexión que existe entre nuestro cuerpo y mente. Ilusiónate con lo cotidiano y busca nuevas acicates; de este modo las personas que desempeñan con agrado diferentes actividades disfrutan más de la vida en general y soportan mejor los contratiempos. Es positivo diversificar las parcelas de nuestra vida y encontrar para cada  una de ellas sanas relaciones sociales, así como fomentar la cultura del agradecimiento.

Recuerda que lo bueno que nos ocurre es un regalo, no un derecho.

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