Los costes hundidos son aquellos que se han producido antes de acometer el proyecto de inversión, tal es el caso de estudios e investigaciones de mercado. Su inclusión o no en el análisis de viabilidad no tiene sentido ya que se ha incurrido en el mismo con independencia de si a posteriori se acomete o no el proyecto. No obstante, el importe se encontrará registrado en la contabilidad de la empresa; voy a emplear un sencillo ejemplo para explicar su significado.
La empresa “X” está contemplando la opción de sacar al mercado un producto, para ello ha encargado a una consultora la realización de un estudio de mercado que le ha costado 900 euros. A raíz de dicho estudio se concluye que el producto tendrá una duración de 2 años, durante los que se estima que se generarán flujos de caja por importe de 800 € el primer año y 1.150 € el segundo año. Asimismo es preciso adquirir un equipo para la fabricación por importe de 1.000 euros.
¿Deberíamos seguir adelante con nuestro propósito si la rentabilidad exigida al proyecto es del 12% anual? ¿Por qué?
Si nos ceñimos únicamente al resultado obtenido, un VAN negativo (-269 €) tras incluir el estudio de mercado de 900 € además de los 1.000 € de la inversión para el flujo de caja definido, la decisión es rechazar el proyecto. No obstante, se da una situación paradójica, ya que si desistimos de seguir adelante habrá una pérdida de 900 €, en todo caso superior a las pérdidas actualizadas de 269 € de lanzar nuestro producto al mercado, con lo que a pesar de que el VAN me desaconseje la creación del producto, optaré por invertir.
MUY INTERESANTE